Heráclito,
Murió unos 60 años antes de que viviera Platón, quien conoció su filosofía gracias a Cratilo, que fue el discípulo de Heráclito.
Heráclito es conocido por su afirmación “todo fluye”, que todo cambia y
nada permanece. Es decir, comparándolo con la corriente de un río, se
refiere a que “no se puede entrar dos veces en el mismo río, pues
quienes se meten en él se sumergen siempre en aguas distintas”, viene
diciendo, que todo en el universo va cambiando, nunca es lo mismo. Para
Heráclito el universo es una lucha de contrarios. Cada cosa tiende a
transformarse en su opuesto; el frío en calor, el calor en frío… es
decir, lo que ahora hay nace de la destrucción y muerte de lo que antes
había.
Heráclito sostenía que lo cambios continuos en la naturaleza se
producen siempre conforme a una Ley Universal fija y eterna, que
denomino Logos, del cual, su conocimiento es accesible a la razón
humana.
Platón en cambio entendió que la realidad física es algo evanescente,
no permanente, todo cambia y no hay nada estable. Platón extrajo la
conclusión de que es imposible alcanzar un conocimiento verdadero y
cierto de la realidad, puesto que de lo que cambia no puede haber
cierta realidad.
Es
decir, Platón afirma que todas aquellas realidades del mundo físico y
material que percibimos por los sentidos humanos, es imposible tener un
conocimiento totalmente verdadero, puesto que como afirmó Heráclito
todo cambia permanentemente. Platón acepta la afirmación de Heráclito,
no obstante discrepa de que por el motivo de que están en constantes
cambios, no puede haber un conocimiento verdadero de esos objetos,
puesto que cuando los empezamos a conocer, cambian. De ahí la
conclusión de que la verdad cambiaria a cada instante. Pero si la
verdad cambiara, no sería verdad.
Platón por su parte, afirma que deben existir ciertas realidades que no
cambien y que permanezcan eternamente estables e idénticas a si mismas.
E de ahí, Platón empieza a formular la teoría de las Ideas, que afirma
la existencia de ciertas realidades inmateriales, únicas, inmutables,
eternas, absolutas, trascendentes, separadas del mundo físico, no
accesibles a los sentidos pero sí a la inteligencia, e independientes
de las cosas sensibles y de las opiniones humanas.Murió unos 60 años antes de que viviera Platón, quien conoció su filosofía gracias a Cratilo, que fue el discípulo de Heráclito.
Heráclito es conocido por su afirmación “todo fluye”, que todo cambia y
nada permanece. Es decir, comparándolo con la corriente de un río, se
refiere a que “no se puede entrar dos veces en el mismo río, pues
quienes se meten en él se sumergen siempre en aguas distintas”, viene
diciendo, que todo en el universo va cambiando, nunca es lo mismo. Para
Heráclito el universo es una lucha de contrarios. Cada cosa tiende a
transformarse en su opuesto; el frío en calor, el calor en frío… es
decir, lo que ahora hay nace de la destrucción y muerte de lo que antes
había.
Heráclito sostenía que lo cambios continuos en la naturaleza se
producen siempre conforme a una Ley Universal fija y eterna, que
denomino Logos, del cual, su conocimiento es accesible a la razón
humana.
Platón en cambio entendió que la realidad física es algo evanescente,
no permanente, todo cambia y no hay nada estable. Platón extrajo la
conclusión de que es imposible alcanzar un conocimiento verdadero y
cierto de la realidad, puesto que de lo que cambia no puede haber
cierta realidad.Es
decir, Platón afirma que todas aquellas realidades del mundo físico y
material que percibimos por los sentidos humanos, es imposible tener un
conocimiento totalmente verdadero, puesto que como afirmó Heráclito
todo cambia permanentemente. Platón acepta la afirmación de Heráclito,
no obstante discrepa de que por el motivo de que están en constantes
cambios, no puede haber un conocimiento verdadero de esos objetos,
puesto que cuando los empezamos a conocer, cambian. De ahí la
conclusión de que la verdad cambiaria a cada instante. Pero si la
verdad cambiara, no sería verdad.
Platón por su parte, afirma que deben existir ciertas realidades que no
cambien y que permanezcan eternamente estables e idénticas a si mismas.
E de ahí, Platón empieza a formular la teoría de las Ideas, que afirma
la existencia de ciertas realidades inmateriales, únicas, inmutables,
eternas, absolutas, trascendentes, separadas del mundo físico, no
accesibles a los sentidos pero sí a la inteligencia, e independientes
de las cosas sensibles y de las opiniones humanas.
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